Tal y como sugiere el nombre, un grupo de estudio es un conjunto de personas que se unen para compartir y aprender a la vez. Puede ser una buena forma de repasar el contenido juntos y de prepararos para un examen importante. No obstante, esto solo funciona si las tareas están bien distribuidas y hay ya unas reglas establecidas de base, puesto que, de no haberlas, los grupos de estudio pueden tornarse una pérdida de tiempo, y crear un estrés innecesario si las personas que lo forman no están de acuerdo.
En este artículo te contaremos los potenciales beneficios de estudiar en grupo, las normas que conviene establecer de antemano para que el estudio sea productivo, y los casos en los que tiene sentido formar un grupo de estudio.
Desde el principio de los tiempos, los seres humanos hemos ido aprendiendo los unos de los otros y, así, hemos evolucionado y nos hemos desarrollado conjuntamente. Esta es exactamente la idea fundamental detrás de un grupo de estudio: beneficiarnos de los conocimientos mutuos y/o aprender de y con los demás. En resumidas cuentas: un grupo de estudio sirve para intercambiar conocimiento, suplir posibles vacíos de información, y mejorar la comprensión que se tiene de un tema.
La manera más práctica de que un grupo de estudio funcione correctamente pasa por el trabajo y la responsabilidad individual. Si todo el mundo que forma parte del grupo de estudio ha trabajado y estudiado el material de manera independiente antes de reunirse, todos los presentes empiezan la reunión con un conocimiento básico de la materia, y pueden aprender unos de otros de manera más efectiva. Así, podréis explicaros mutuamente lo que habéis aprendido, añadir comentarios, correcciones, críticas y abrir un debate al respecto si es necesario. Esto os permitirá hacer uso de vuestro conocimiento individual y de vuestras habilidades personales, profundizar en la información estudiada y progresar conjuntamente; pues cuando explicas a alguien lo que has aprendido, retienes esos conceptos de manera mucho más sólida.
Además de todo esto, estudiar con gente te ayudará a rellenar o completar tu estudio con datos que has podido pasar por alto. Si, por ejemplo, hay algún concepto que no has entendido, los miembros de tu grupo poden echarte una mano y volverte a explicar el material de nuevo y en términos más sencillos para que lo entiendas y establezcas las correlaciones necesarias de manera que se produzca el aprendizaje. También pueden ayudarte a que te des cuenta de posibles errores que hayas cometido; como malinterpretar un contexto o no tener en cuenta un tema, etc.
En más, en los grupos de estudio quedarás expuesto a las estrategias y métodos de aprendizaje del resto de tus compañeros. Así, podrás ponerlas en práctica y usarlas a conveniencia si ves que mejoran tu rendimiento académico.
Otro método útil para optimizar el trabajo en los grupos de estudio es dividir bien el material. Se le asigna un tema o parte a cada miembro del grupo para que lo trabaje en profundidad y de manera individual, para que luego, en la próxima reunión, se lo pueda explicar al resto de miembros. De esta forma, ahorraréis mucho tiempo y aprovecharéis el estudio al máximo.
Normalmente, cuando se empieza con un grupo de estudio, la motivación general es alta, pero se va perdiendo a medida que avanza la sesión. Entre los motivos de esta pérdida de motivación podemos encontrar factores como desencuentros entre miembros o falta de acuerdo, digresiones, y disparidad de objetivos finales. Así, la intención inicial no llega a materializarse y solo se consigue perder el tiempo.
Para evitar que esto suceda y conseguir que el grupo funcione y cumpla su objetivo, es conveniente establecer una serie de normas con las que todo el mundo esté de acuerdo desde el principio:
La composición del grupo es esencial para que la cooperación funcione. Por ello, es fundamental que elijas a los miembros del grupo teniendo en cuenta los siguientes elementos:
Antes de empezar a estudiar juntos, deberíais decidir primero los temas, la organización y aclarar el propósito del grupo de estudio: ¿Buscáis ahorrar tiempo? ¿Motivaros mutuamente? ¿Suplir el conocimiento que os falta individualmente? ¿Prepararos bien para el examen? ¿Sacar buena nota? ¿O simplemente aprobar?
Comentad vuestras expectativas individuales, pero también colectivas, respecto a los objetivos y función del grupo. Si podéis, lo mejor es ponerlas por escrito. De hecho, también puede ayudaros el escribir las cosas que NO consideráis que deben darse en el grupo.
Estableced objetivos parciales y daos un periodo de tiempo realista y razonable para cumplirlos. Del mismo modo, es bueno establecer fechas fijas para vuestras reuniones y prepararos de antemano para ellas. Programad reuniones lo suficientemente largas como para que os dé tiempo a revisar el temario y el contenido a trabajar en profundidad. Tened en cuenta que suele llevar más tiempo cubrir un tema en grupo que de manera individual, por lo que es mejor dar margen de sobra para que no se os quede nada en el tintero.
Por último, el lugar donde os reunáis debería ser un sitio neutral en donde sepáis que nadie os va a molestar. Por ejemplo, una sala privada de alguna biblioteca pública.
Una vez que los objetivos y las fechas hayan quedado establecidas, es necesario definir la estructura y los roles dentro del grupo. Dividid el material que tengáis que estudiar y decidid en que tema vais a trabajar cada vez. Puede seros útil designar a expertos para ciertos temas, para que trabajen el material más en profundidad y lideren las reuniones que traten sobre esos conceptos, explicándolos con sus propias palabras. Esto ayudará al resto de miembros del grupo y ampliará su conocimiento al respecto de dichos temas.
Para mantener la concentración durante las sesiones de estudio, deben evitarse todas las posibles distracciones. Si observas que te vas por las ramas con un tema o que empiezas a tener conversaciones privadas con otros miembros en lugar de centraros en el estudio, haz un esfuerzo por recordar cual es el objetivo del grupo y vuelve a prestar atención al material de estudio. Como ayuda, puede serviros crear un signo que recuerde a todo el grupo que debéis volver al estudio en lugar de conversar.
Valorar y respetar el trabajo realizado por cada miembro del grupo es una fuente de inspiración que puede ayudar a promover la motivación intrínseca de cada uno y servir como incentivo para seguir estudiando. No hay que infravalorar el poder de las críticas constructivas y el reconocimiento por un trabajo bien hecho. Hay que ser consciente de que para que el grupo tenga éxito en su misión, cada parte individual debe colaborar activamente. La participación de cada uno de los miembros es capital para que el grupo cumpla con sus objetivos.
Los grupos de estudio son particularmente útiles a la hora de preparar un examen oral o un examen práctico, ya que hablar, explicar y narrar son las actividades de las que te van a examinar en este tipo de pruebas. En el grupo puedes recrear la situación del examen, como si se tratase de un simulacro, lo que contribuirá a reducir al estrés de enfrentarte a éste, pues sentirás que ya te has visto en esa situación. Es más, cuando estudias en grupo es más fácil darte cuenta de lo que ya sabes y de aquello que todavía necesitas repasar.
Es más sencillo lograr tus objetivos en grupo que de manera individual. Por ejemplo, si te estás preparando para un examen en el que hay una gran cantidad de material, tiene sentido dividirlo entre los miembros del grupo y explicaros cada parte mutuamente, para no sentir que estás a merced de una montaña de información con la que no sabes por donde empezar.
¡Con un buen grupo de estudio, serás imparable en tus exámenes!
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