El lugar perfecto para hacer los deberes

Estudiar y hacer los deberes con regularidad es la clave para que niños y adolescentes logren un aprendizaje exitoso. Esto les ayuda a trabajar de forma independiente y estructurada, aunque incluirlo en la rutina requiere un gran esfuerzo. Entonces, ¿cómo conseguimos que los alumnos estén motivados para hacer los deberes y aprender? ¿Se puede ayudar de alguna manera a que hagan los deberes de forma más eficiente?

Hay diferentes consejos a seguir, pero el más importante para fomentar la motivación y la eficacia al mismo tiempo es decidir el lugar donde hacer los deberes. Elegir el sitio adecuado para esta tarea creará un buen ambiente de aprendizaje. A continuación, explicamos algunas de esas ventajas: 

Primer punto: Sácale partido al sol (u otra fuente de luz)

El lugar ideal para los deberes es algo muy personal, pero hay un factor imprescindible: la luz. Un lugar con buena luminosidad hace que los ojos se cansen menos y, por tanto, los estudiantes podrán dedicar todo su esfuerzo exclusivamente a la tarea de aprender. Por ello, se recomienda utilizar una lámpara de escritorio potente y/o aprovechar la luz natural.

Muchos consideran que la colocación ideal del escritorio es frente a la ventana. Por un lado, esto permite utilizar la luz del día (absorbiendo la vitamina D) y así ahorrar electricidad. Por otro lado, puede facilitar la relajación durante las pausas de estudio, siempre que no distraiga demasiado. Según Spitzer (2014), mirar constantemente los libros, los apuntes, las pantallas de los móviles y/o de los ordenadores puede desarrollar miopía, por lo que no está de más tener una ventana en frente por la que mirar de vez en cuando.

Segundo punto: Shhh, ¡silencio!

La mayoría de los estudiantes se concentran mejor cuando hay silencio. Por este motivo, se recomienda un entorno en casa donde el nivel de ruido sea bajo y la posibilidad de distracciones, mínima. Por ejemplo, evitar tener la televisión encendida mientras se hacen los deberes. Por lo general, el mejor lugar para poner el escritorio es en el dormitorio del estudiante. Otra opción para evitar el ruido es hacer los deberes o estudiar en la biblioteca del barrio o de la escuela.

Otros estudiantes, en cambio, prefieren un ambiente animado para hacer los deberes. Por ejemplo, el salón o la cocina. Como se ha mencionado anteriormente, el lugar de estudio es muy personal y el ruido suave de fondo puede mejorar el rendimiento académico de algunos alumnos. El momento del día también es determinante. Algunos se concentran más si el entorno es animado por la mañana, pero necesitan que todo esté en silencio por la noche.

Tercer punto: Compartir es vivir, ¡y aprobar!

Hacer los deberes o estudiar con compañeros es beneficioso para los estudiantes que no necesiten silencio absoluto. Las ventajas son varias. Por ejemplo, si ves a otras personas trabajando, te contagiarás de esa energía y te sentirás motivado para trabajar. Por otro lado, compartir frustraciones de la escuela con tus compañeros lo hará más llevadero, e incluso puedes llegar a divertirte. Por último, puedes preguntar las dudas que te surjan y buscar las soluciones con tus compañeros. En resumen, estudiar con compañeros de clase es una forma de compartir conocimientos y ayudarse mutuamente. 

Estos grupos de trabajo pueden trasladarse a los hermanos y/o los padres. Aunque cada miembro de la casa trabaje en lo suyo, todos pueden hacerlo en la misma sala codo con codo, creando un buen ambiente de trabajo. Esto funciona si se evitan las distracciones. Como prueba de ello, algunas familias aseguran que han tenido muy buenas experiencias con este método.

Cuarto punto: Ponte cómodo/a

Hay otro factor a tener en cuenta además de la iluminación, el nivel de ruido y la compañía: la comodidad del escritorio. Éste debe estar configurado de una manera determinada. Es aconsejable que los estudiantes mantengan su lugar de trabajo ordenado y limpio y que guarden en un cajón cualquier distracción. Aunque cueste, ¡fuera el teléfono móvil! 

Algunos estudiantes se sienten más cómodos en un entorno minimalista. Otros, por el contrario, agradecen un espacio de estudio personalizado que les haga sentirse cómodos y, por tanto, motivados para aprender. Entre objetos que pueden formar un entorno agradable están: una planta de interior (por ejemplo, una pequeña suculenta), una bola antiestrés, una vela, cortina de luces, postales con bonitos dibujos, etc.

Para terminar y a modo de recapitulación, elegir el lugar adecuado para hacer los deberes es una buena manera de aumentar la motivación y la eficacia de los estudiantes. Los cuatro factores más importantes son la luminosidad, el nivel de ruido, la compañía y la comodidad. Todo ello debe adaptarse a las preferencias de cada uno, ya que cada persona es diferente. Por lo tanto, averigua qué funciona para ti y construye tu lugar de trabajo. Esto puede llegar a ser un proceso muy emocionante, así que: ¡diviértete!

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Bibliografía

Spitzer, Manfred (2014): Digitale Demenz. Wie wir uns und unsere Kinder um den Verstand bringen. Múnich: Droemer.