¿Cuál es la mejor manera de estudiar un tema difícil?

Habitualmente, cuando no nos gusta una materia y no nos salen bien los exámenes, tendemos a empollar todo de última hora y de malas maneras. Enfrentarnos a ella nos resulta frustrante y por eso posponemos el estudio hasta prácticamente el último día, lo que solo contribuye a que nos pongamos nerviosos y nos hagamos un lío en el examen. Te sabes la teoría, pero los ejercicios de mates son demasiado difíciles; el vocabulario en francés se te mezcla en la cabeza; todavía cometes demasiados errores cuando tratas de conjugar los verbos en inglés... Si este es tu caso, es mejor enfocar el estudio con tiempo y de manera estructurada, en lugar de ir saltando de una cosa a otra a medida que van surgiendo los problemas. ¡Este artículo te da los consejos necesarios para lograrlo y por fin aprender esas cosas que te dan tantos dolores de cabeza!

Estructura y vista general

Hay muchas estrategias diferentes dependiendo de la asignatura. Por ejemplo, para aprender matemáticas, física o química es muy importante que hagas todos los ejercicios que puedas ya que en el examen te tocará resolver esos mismos ejercicios. Así que trata de tener una idea general de todos los temas que habéis dado y ver si tienes suficientes ejercicios de cada para prepararlos. En caso contrario, recuerda que siempre puedes encontrar plataformas online que te echarán una mano y que incluso ofrecen ejercicios resueltos para que puedas practicar. Después, es especialmente importante trazar un plan en torno a cómo enfocar el material que tienes que estudiar. No te sobrecargues demasiado. Ir poco a poco te ayudará a mantener la motivación y a retener mejor la información. Además, saber lo que te toca estudiar cada día y por cuánto tiempo evitará que te sientas sobrepasada.

Para asignaturas como historia, literatura o biología, probablemente tengas que leer un montón. Pero, de nuevo, antes de empezar a leer, ¡traza tu plan de ataque! Lee los títulos e intenta entender de que va a ir cada cosa. De nuevo, no lo hagas todo de golpe, sino un poco cada día. De esta forma, estarás preparada para cualquier emergencia si por ejemplo te cuesta estudiar un tema más tiempo del que habías calculado, y además esto te permitirá programar las pausas que necesitas para descansar y desconectar un rato.

Cuando se trata de los idiomas, el vocabulario es esencial, pues te permitirá comunicarte de manera mucho más precisa y compleja. Revisa el vocabulario que habéis dado y divide las palabras que tengas que aprenderte en secciones. ¡Aprender unas pocas palabras cada día es mucho más sencillo que intentar memorizar todas de golpe! Además, si lo haces de esta manera, recordarás las palabras mucho mejor que si las estudias simplemente el día de antes. Para comprobar que entiendes bien el significado de cada palabra, prueba a integrar cada una en una frase.

Entender el contexto

Ahora que ya tienes una visión general de lo que necesitas para matemáticas, física o química, toca bajarse al barro: ¡es hora de la práctica! Empieza con los ejercicios más sencillos y ve aumentando la dificultad. Esta es la manera de automatizar procesos complejos; así, cuando te toque enfrentarte a los problemas más difíciles, ya sabes por donde tienes que empezar. Y si algo no te sale bien, no dudes en preguntar a tus amigos o buscar la información que necesites en internet. Quizá, estos recursos te ayuden a entender mejor conceptos que antes no te quedaban claros.

Si tienes que estudiar biología o historia, comienza por leer bien los textos. Coge un subrayador y destaca la información más importante a medida que vas leyendo. También puedes hacer notas en el margen de cada sección, apuntando conceptos clave, de forma que te sea más sencillo encontrar la información útil cuando te toque repasar.

Es muy útil realizar pequeños resúmenes con la información que acabas de leer para evitar olvidarla inmediatamente. Si te resulta más fácil aprender de manera visual, puedes hacer un esquema en lugar de un resumen. De esta manera puedes enlazar los conceptos nuevos con aquellos que ya te sabes. En ocasiones, puede ser muy útil hacer listas o usar reglas nemotécnicas para recordar o entender mejor conceptos y términos difíciles.

Una buena táctica para aprender vocabulario cuando estudiamos idiomas es utilizar flashcards. Con estas tarjetas, puedes estudiar durante un trayecto de autobús o en una tumbona en la terraza, y cambiar de entorno de estudio con facilidad. También puedes pedirle a alguien que te examine como si fuera un concurso televisivo de preguntas y respuestas.

Otro consejo a la hora de aprender vocabulario es leer un libro en el idioma que quieres aprender. Aunque parezca una tarea imposible al principio, pronto te darás cuenta de no tienes que entender todas y cada una de las palabras para saber que está pasando. ¡Hay muchas cosas que puedes descifrar por el contexto y tu comprensión del idioma mejorará en seguida!

Si necesitas más ayuda estructurando tu estudio o con tus métodos de aprendizaje, prueba el famoso método Pomodoro, el SVK, o descubre que tipo de aprendizaje se te da mejor para así ser lo más eficiente posible en tu manera de estudiar.

Por supuesto, recuerda que tu cerebro necesita tomarse un descanso de vez en cuando. Sin esto, le será imposible absorber la información que recibe. Lo mejor es salir a por algo de aire fresco cuando veas que no puedes más, dar un paseo o tumbarte tranquilamente un rato. Procura no contestar mensajes en tu teléfono o entrar en redes sociales; esto solo te distraerá y cargarás a tu cerebro con nueva información que le impedirá procesar la realmente importante.

Repetir

Repite conmigo: «lo más importante es repetir». Vuelve a mirar el resumen, practica con tus flashcards o intenta explicarte la lección a ti mismo (esto te ayudará a comprobar si verdaderamente te sabes la lección o todavía hay cosas que no entiendes del todo). Reparte tu tiempo sabiamente y no trates de hacerlo todo al mismo tiempo, pero saca un par de horas al día para repasar lo estudiado en días anteriores. ¡Verás como se te queda la lección mucho mejor grabada!

Otros trucos

Si ves que no entiendes algo en clase, ¡no dudes en preguntar a tus profesores! Especialmente porque si para cuando descubres que no entiendes bien un tema es justo la noche de antes del examen, ya es demasiado tarde para remediarlo. Por eso es tan importante empezar a estudiar con tiempo, pues de esta manera tendrás un «colchón de seguridad» en caso de que algo no vaya como habías planeado y necesites ayuda.

Si a pesar de ello ves que sigues sin ser capaz de entenderlo, pide ayuda a tus padres o a tus compañeros. Hay también montones de plataformas online estupendas en las que puedes encontrar resúmenes y ejercicios para practicar. Si aun con todo eso no te aclaras, considera la posibilidad de recurrir a un profesor particular que te pueda echar una mano con esa asignatura que se te resiste. ¡No es nada de lo que avergonzarse! Es crucial saber admitirse a uno mismo cuando nos hace falta ayuda externa para lograr algo y además, de esta forma mostrarás que tienes la motivación necesaria para lograr tus objetivos.

Y en último lugar, pero no por ello menos importante: ¡continúa esforzándote y no te olvides de celebrar tus éxitos, por pequeños que sean! Mantén una actitud positiva y no pierdas de vista aquello que quieres lograr.

Si te ha gustado este blogs y quieres seguir aprendiendo sobre el tema puedes echar un vistazo a Errores comunes al estudiar y cómo evitarlos y ¿Cómo se crea un plan de estudio?.