¿Cómo puedo estudiar más fácilmente? ¿Cómo puedo relacionar mejor los distintos conceptos e ideas? ¿Qué puedo hacer para concentrarme más? Tal vez ya te hayas preguntado algunas de estas cuestiones en algún momento y quieras saber cómo mejorar tu proceso de aprendizaje. En este artículo encontrarás 10 consejos para aprender de forma más eficaz y, por tanto, exitosa.
Para evitar el estrés y la presión por falta de tiempo cuando llega el examen, es recomendable crear un plan de estudio. De este modo, podrás organizar el contenido que tienes que aprender, gestionar mejor tu tiempo y trabajar de acuerdo con los objetivos que te marques.
Un lugar de estudio limpio y ordenado puede ayudarte a concentrarte. Aparta las cosas que te distraen al estudiar y asegúrate de que hay una buena iluminación. Pon un vaso o una botella de agua al lado y no te olvides de beber a menudo.
Existen diferentes métodos de estudio que te ayudarán a recordar el contenido. Algunos de ellos son: escribir resúmenes, dibujar mapas conceptuales, utilizar recursos visuales, estudiar con tarjetas, usar el método Pomodoro, etc. Ten en cuenta que cada persona aprende de forma diferente. Por lo tanto, averigua qué te ayuda a ti a concentrarte y recordar mejor el tema.
Antes de empezar a estudiar, debes recopilar todo el material que tengas sobre el tema del examen y sacar las ideas generales. A continuación, divide el material en bloques o secciones más pequeñas para que no te agobies al ver una gran cantidad de apuntes. Un truco es ir marcando aquellos bloques que ya te sepas. Utiliza bolígrafos de colores para que los apuntes tengan un aspecto atractivo. Esto reforzará tu motivación.
Es esencial hacer descansos cortos y largos para evitar el estrés y la sobrecarga y mantener la concentración y la motivación. Nadie puede dedicar todo su tiempo a estudiar y trabajar. Las pausas en tu rutina de estudio son tan importantes como el propio estudio activo, solo así tendrás suficiente energía y podrás seguir estudiando con concentración y motivación. Por tanto, asegúrate de hacer pequeños descansos de 5 a 10 minutos para tomar aire fresco y estimular la circulación. No olvides tomarte grandes descansos de una hora al día para hacer deporte, socializar o simplemente disfrutar de tu tiempo libre.
Además de los descansos, no hay que descuidar el sueño. Cuando duermes, tu cerebro procesa los estímulos que ha tenido durante el día, interioriza las ideas y consolida lo que ha aprendido. Incluso el contenido supuestamente olvidado puede restaurarse. De este modo, tu cerebro organiza la información aprendida noche tras noche. Además, después de una buena noche de sueño, estarás listo para la siguiente sesión de estudio.
Eso depende no solo de ti, sino también del tema que estés estudiando. Algunas personas necesitan silencio absoluto, otras prefieren estar en una cafetería con ruido de fondo y otras se concentran mejor con música. Sin embargo, para que la música sea efectiva, debe tener un ritmo adecuado. Es decir, no debe ser demasiado rápido ni demasiado lento. Por ejemplo, puede venirte bien escuchar música clásica o música creada específicamente para mejorar la concentración. Lo principal es que la música no te distraiga.
Rompe la monotonía y trata de memorizar el contenido de diferentes maneras. Observa los conceptos desde diferentes perspectivas y combina los distintos métodos. Por ejemplo, no te limites a aprender vocabulario solo con las fichas, escribe las palabras que más te cuesten en notas adhesivas y pégalas en el espejo del baño. Puedes repetir estas palabras mientras te peinas.
También es aconsejable no aprender varios idiomas a la vez. Puede que las ideas se entremezclen en tu memoria y te líes. Te resultará más difícil memorizar vocabulario y es más probable que cometas errores. Por ello, es mejor que no estudies más de un idioma en el mismo día.
Las reglas mnemotécnicas pueden ser un verdadero salvavidas para memorizar conceptos complicados. Puedes encontrar algunas de ellas en Internet, pero no todas sirven para todos los temas. Así que usa tu creatividad y crea tus propias reglas mnemotécnicas, así no las olvidarás nunca. Por ejemplo:
La repetición es crucial en el proceso de aprendizaje. Probablemente, no podrás recordarlo todo después de leerlo una sola vez. Por lo tanto, siempre hay que repasar el material . Es importante que no añadas nada nuevo el día antes del examen. Comprueba siempre si lo que has aprendido es realmente correcto y recítalo en voz alta. Un truco es explicarle el tema a tus padres o amigos. ¡Es una buena manera de ponerte a prueba!
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