Consejos para controlar el estrés en época de exámenes
Domines la materia o no, estar en época de exámenes agota a cualquiera. Si eres estudiante, sabrás que durante este periodo es habitual estar sometido a una gran presión y altos niveles de estrés. Cada día has de presentarte en clase, sentarte en tu mesa y demostrar lo que vales contestando a las preguntas que se te hacen sobre el papel, y entre medias, apenas te queda tiempo para ver a tus amigos, estar con tu familia o disfrutar de tus hobbies. Este ritmo sin freno va aumentando tus niveles de estrés hasta que entras en una espiral de la que es difícil salir.
En este artículo te damos algunos consejos para aprender a controlar el estrés provocado por los exámenes y para enfrentarlos de la mejor manera posible sin dejar que la ansiedad se apodere de ti.
Gestiona bien tu tiempo
Prepárate un calendario de estudio con suficiente tiempo de antelación como para que no tengas que correr a última hora. Averigua que se te va a preguntar en el examen y que os van a pedir y trata de repasar aquello que ya sabes y ver qué es lo que te queda por aprender todavía. Organizar un horario en el que anticipes lo que tienes que hacer, te ayudará a sentir que controlas la situación, en lugar de que esta te sobrepasa. Además, de esta manera, ¡no se te olvidará nada! ¡Imagina el terror de repasar tus apuntes la noche previa al examen y darte cuenta de que te has olvidado un tema entero! Por cosas como esta es importantísimo tener un plan de estudio claro.
Fija los objetivos que quieres conseguir. Esto no quiere decir que tengas que aprenderte una asignatura entera en un día. No hay que olvidarse de celebrar los pequeños logros también, como, por ejemplo, cuando por fin deletreas correctamente esa palabra en inglés que siempre confundes, o cuando resuelves todos los problemas de física que tenías que hacer ese día.
También puedes cronometrarte haciendo exámenes de prueba. Busca exámenes pasados de la asignatura que estés estudiando o pregúntales a tus hermanos mayores si tienen alguno o ejercicios antiguos que tuvieran que resolver para esa materia. Después, trata de simular que estás en una situación de examen auténtica: recoge los apuntes y cualquier ayuda externa, guarda tu teléfono y cronométrate para ver cuánto tiempo te lleva.
Y lo más importante de todo, ¡no te olvides parar y hacer algún descanso! Encuentra algo que te haga sentir bien y permítete relajarte y descansar la mente después de tanto estudio. Levántate, da un paseo, hazte una limonada o algo rico de comer, o simplemente túmbate un rato. De esta manera recargarás tus energías y tendrás más fuerza de voluntad para continuar el estudio más adelante.
Prepárate bien para el examen
Estudiar no es lo único importante cuando se trata de estar en la mejor forma posible antes de enfrentarte al examen. Un consejo útil es hacer una lista de como vas a empezar el día. Lo primero de todo es saber que dormir lo suficiente antes de un examen es absolutamente esencial, y no solo la noche de antes sino también durante el periodo de estudio. Elige la ropa que vas a ponerte ese día y déjatela preparada la noche de antes para no estresarte innecesariamente por la mañana si justo no encuentras tu camiseta de la suerte. Igualmente, hazte la mochila con antelación para evitar olvidar nada. Probablemente necesitarás tus lápices y bolígrafos, una goma, papel de borrador, calculadora y, si el examen es muy largo, tal vez también algo de picar y una botella de agua.
Tómate tu tiempo por la mañana el día del examen: date una buena ducha para calmar los nervios, toma tu desayuno favorito (¡intenta que sea nutritivo y equilibrado!) y sal de casa con suficiente tiempo de antelación como para no llegar tarde. Tal vez tengas algún tipo de ritual que te ayude a desconectar y te calme, como escuchar tu canción favorita o salir a correr por la mañana alrededor de la manzana. Encuentra aquello que te haga sentir bien y te tranquilice, al mismo tiempo que te prepare mentalmente para el examen. Y por último, ¡no olvides ir al baño antes de que empiece el examen!
Cuando estés en tu sitio y tengas el examen delante, lo primero de todo es respirar hondo y escribir tu nombre en todas las hojas disponibles que vayas a utilizar. Después, echa un vistazo a la estructura del examen y a cuantos puntos vale cada pregunta. Si hay alguna pregunta que sabes responder inmediatamente y que vale muchos puntos, ¡resuélvela la primera! Tienes que intentar ser lo más eficiente posible y planear tu estrategia. Por supuesto, ¡asegúrate de leer las preguntas varias veces antes de contestar! Imagina haber estudiado y trabajado duro durante el curso y contestar algo equivocado porque no leíste bien la pregunta en el momento antes de contestarla.
Una vez hayas terminado el examen y ya estés fuera, recompénsate por todo el esfuerzo y estudio. Tal vez puedas quedar con tus amigos y desconectar de todo, o ir a tu sitio favorito y celebrar comiendo algo que te guste mucho.
Y bueno, si después de todo, el examen no va bien, no te angusties demasiado. De hecho, si eso sucede, haz algo que te haga sentir bien en lugar de culparte por ello. Una vez haya pasado la frustración inicial, recapitula y trata de ver que es lo que ha podido pasar: ¿Por qué no ha ido bien el examen esta vez? ¿Cuál ha sido el motivo de no llegar al resultado que esperabas obtener? ¿Qué es lo que puedes hacer mejor la próxima vez para evitar repetir errores? Si no sabes por donde empezar, puedes encontrar más artículos en nuestro blog que te ayudarán a encontrar el método de estudio que mejor se ajuste a ti.
No te des por vencida, incluso cuando las cosas no salen como te gustaría. Hay que intentar siempre aprender de nuestros errores y suspender un examen no es el fin del mundo. ¡Sigue intentándolo y al final conseguirás todo lo que te propongas!
Si quieres aprender más sobre el estrés, cómo gestionarlo y cuáles son las mejores medidas a tomar para reducirlo o evitarlo te interesará leer: ¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos en la gestión del estrés? y ¿Qué es el estrés y cómo se gestiona?.