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¿Cómo encontrar la motivación necesaria para estudiar tus exámenes?

Motivación para estudiar

¿Por qué haces lo que haces? ¿Para qué aprendes lo que estás aprendiendo? En esencia, las personas buscan comportarse en maneras que les hagan sentir bien, lo que significa crear experiencias positivas y evitar las negativas. Esto suele ser fundamentalmente lo que motiva nuestro comportamiento. Los sucesos positivos incrementan nuestra motivación, pero los eventos negativos también pueden afectarlo, ya que trataremos de evitarlos lo máximo posible.

En este artículo encontrarás hasta 10 consejos que te ayudarán a encontrar la motivación necesaria para conseguir todos tus objetivos.

10 consejos para encontara la motivación

  1. ¿Qué tengo que hacer?

Antes de empezar a estudiar, tienes que tener clara la importancia de la tarea, del aprendizaje en sí. ¿Cuál es la relevancia de esta tarea en mi estudio? Una vez sitúes el grado de importancia de ese estudio en tu proceso aprendizaje y objetivos finales, estarás más motivado para seguir.

  1. Ponte objetivos pequeños

Cuando te encuentras cara a cara con una montaña de deberes y temas a estudiar, es comprensible que te cueste encontrar la motivación necesaria para hacerles frente. No obstante, si divides ese total de tareas en pequeñas secciones más sencillas de abordar, te resultará más fácil conseguir tu objetivo, pues en lugar de tratar de hacer todo a la vez, irás paso a paso. Cuando tu objetivo es demasiado ambicioso, te arriesgas a perder la motivación para alcanzarlo ya que parece distante e imposible. Pero si, en cambio, te planteas pequeños objetivos u objetivos a corto-medio plazo, te sentirás más realizado y avanzarás hacia el objetivo final de manera progresiva. Por ejemplo; tienes que leer una novela de 400 páginas y no encuentras la motivación necesaria para empezar porque solo eres capaz de ver lo largo que es el libro. Sin embargo, si divides el libro en capítulos y vas leyendo capítulo a capítulo, para cuando quieras darte cuenta, ¡habrás terminado la novela!

  1. Hacer listas de tareas o del temario que tienes que estudiar

Puedes escribir estos mini objetivos o sub-tareas en una lista de cosas por hacer, e irlos tachando a medida que los vayas cumpliendo. Tachar algo que ya has hecho de una lista desencadena sentimientos de realización, satisfacción y bienestar, lo que te motiva a seguir adelante. Pero, cuidado; evita poner en la lista cosas que te distraigan del estudio (como ordenar tu cuarto). Si ves que este es el caso, haz dos listas diferentes: una de cosas por estudiar y otra de cosas por hacer. Cada vez que taches un elemento de tu lista de estudio, puedes empezar con algo de la otra lista.

Además de la lista de cosas pendientes por hacer, también es recomendable hacer un plan de estudio del que puedas ir tachando unidades o temas tan pronto como las hayas estudiado. Al igual que con la lista de tareas, trabajar usando esta lista te generará una sensación de liberación y logro. Además, ambos métodos te ayudarán a llevar un seguimiento de tus tareas por hacer y temas por estudiar, de manera que serás más eficiente y sabrás cómo planear tu día mejor.

Asegúrate de ser realista al valorar cuánto tiempo crees que te va a llevar una tarea. Parte las horas de estudio en unidades más pequeñas, de manera que no solo dividas el contenido a estudiar sino también el tiempo. Ponte fechas límite para motivarte a cumplir el plan.

Si tienes dudas sobre como hacer todo esto de la manera más eficiente, puedes echar un ojo a nuestros artículos Crea una lista de tareas y ¿Cómo se crea un plan de estudio? en dónde encontraras consejos e información relevante al respecto.

  1. Recompensas

Estudiar poco a poco en lugar de intentar empollar todo de última hora mejora tu motivación, especialmente si acompañas cada pequeño logro con de recompensa. La recompensa o premio no tiene que ser nada demasiado especial; por ejemplo, puede ser sencillamente una chuchería, tomarte diez minutos de descanso para darte una vuelta a la manzana, o tomarte un café o té de tu elección. Estas pequeñas recompensas llenan a tu cerebro de emociones positivas. Cabe mencionar que este tipo de motivación para estudiar se conoce como motivación extrínseca. Tu motivación para actuar de una determinada manera está incentivada por elementos externos, como las recompensas, halagos, premios, presión de grupo, reconocimiento, expectativas o miedo al castigo o consecuencias negativas si no lo haces.

  1. ¿Qué es lo que te motiva?

Aprender en grupo, pequeños premios, resolver problemas difíciles, el reconocimiento… Y tú, ¿sabes lo qué te motiva? Sea lo que sea, trata de descubrir que elementos te motivan y cuales te desmotivan; de esta manera aumentarás las posibilidades de éxito en tu estudio. Por ejemplo, si te gusta más estudiar en grupo, o si te sientes motivado cuando otros a tu alrededor aprenden contigo, intenta encontrar un grupo de estudio o ve a una biblioteca donde estés rodeado de otros estudiantes.

Lo importante es que organices tu estudio personal de acuerdo a tus deseos y necesidades de manera que seas capaz de motivarte para no tirar la toalla.

  1. Evita los sofás y las camas

El sofá, la cama, el sillón… todos estos espacios son increíblemente confortables y te invitan a estudiar en posición horizontal, tumbarte con tu libro y repasar apuntes. Pero la comodidad excesiva te lleva al sueño y paraliza tu concentración, enviando señales contradictorias al cerebro. Cuando te tumbas en un sofá o coma, tu cuerpo se relaja y a tu cerebro le da la impresión de que te estás tomando un descanso o que has terminado el estudio por hoy. El sueño te atrapa y te dan ganas de ponerte a ver tus series favoritas en Netflix. Por tanto, toda motivación para aprender que pudieras tener desaparece. Intenta encontrar un lugar de estudio más serio, como tu escritorio, para evitar distracciones innecesarias y en donde la posición de tu cuerpo mande al cerebro señales de que es hora de estudiar.

  1. ¡Vístete!

Estudiar en pijama o ropa de andar por casa puede parecer cómodo, pero también está mandando señales equivocadas a tu cerebro. Tu apariencia externa tiene un impacto clave en tu motivación y deseo de completar una tarea, pues a menudo nos sentimos de acuerdo con la manera en la que nos vestimos. Esto significa que, si te vistes y arreglas como un estudiante o alguien que trabaja duro, te identificarás más con el papel que si te sientas frene a tu escritorio en chándal.

  1. Grupos de estudio y bibliotecas

¿Por qué son las bibliotecas tan populares entre los estudiantes? Estar cerca de otras personas que están pasando por lo mismo que tú tiene un efecto motivacional en nuestro estudio. La presencia de otros alumnos que necesitan estudiar nos motiva y nos hace trabajar de manera más productiva. La atmósfera y el sentimiento de comunidad que se genera pueden llegar a influenciarte de manera muy positiva, pues en una sala llena de estudiantes no quieres dar una mala impresión y ser el único que no empolla.

Por otro lado, juntarte para estudiar en grupo también tiene un efecto motivante. Cuando formas un grupo de estudio, pones objetivos en común, lo cual te motiva personalmente para alcanzarlos, ya que no quieres decepcionar al resto del grupo. Por otro lado, es más divertido intercambiar ideas con tus compañeros y comentar el temario juntos que estudiarlo cada uno por su cuenta en casa.

  1. Crear presión

Todo el mundo sabe que es más fácil ponerse a trabajar cuando estás bajo presión. Cuando la fecha límite se acerca y la presión se acumula, trabajar y estudiar se vuelve más sencillo porque no te queda otra opción. Puedes aprovecharte de este hecho para crear tu propio sistema de presión. Es decir, invéntate tus propias fechas límite y oblígate a cumplirlas. Escríbelas, ponlas en tu calendario, habla sobre ellas, etc. para no caer en la tentación de saltártelas.

  1. ¡Piensa en tu objetivo final!

Colocarte un objetivo y tenerlo presente durante todo el periodo de estudio aumentará tu motivación. Con tantas tareas y obligaciones en tu día a día, el proceso puede ser fatigoso y molesto, pero el resultado es siempre enriquecedor y motivante. Lo mismo ocurre con el estudio. Estudiar en sí mismo puede que no sea terriblemente motivante, pero si te centras en el resultado (aprobar el examen, graduarte, sacar la nota que deseas, etc.), aumentarás tu productividad. Precisamente por eso, por el resultado final, muchos soportan el proceso de estudio. Así que céntrate en tu objetivo final y no en lo que te va a costar llegar hasta ahí.

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