Además de las estrategias organizativas, las estrategias de elaboración también pertenecen a las estrategias de aprendizaje cognitivo, es decir, estrategias que engloban el manejo del propio material de aprendizaje. Su objetivo es absorber, procesar y almacenar los contenidos de la manera más eficaz y sostenida en el tiempo, profundizando en el material, comprendiendo los contenidos y aplicándolos mejor.

En este artículo, te presentamos 8 estrategias de elaboración que tú mismo puedes llevar a cabo durante tu estudio.

1. Vinculación de nuevos conocimientos con ya existentes

La estrategia de procesamiento consiste en vincular la nueva información con algo que ya conozcamos previamente. Si activas tus conocimientos previos y vinculas los nuevos con cosas familiares, será más fácil aprender y comprender hechos desconocidos.

En el colegio, por ejemplo, se introducen regularmente nuevos temas, aunque la mayoría de las veces, estos nuevos temas se basan en conocimientos previos. En matemáticas, por ejemplo, el cálculo de potencias requiere tener nociones de aritmética, o en la enseñanza de idiomas, muchos temas de gramática se apoyan entre sí o pueden vincularse a la gramática de otros idiomas. Por ejemplo, el uso del adverbio en francés puede explicarse por la aplicación del adverbio en inglés, o la formación del condicional se simplifica por el conocimiento del futuro simple y el imperfecto en francés.

2. Ejemplos y metáforas

Para ayudarte a recordar conceptos, es una buena idea buscar tus propios ejemplos o metáforas que expliquen el tema de una manera simplificada. ¿Por qué deberías crear tus propios ejemplos y metáforas y no recurrir a lo que ya se te ha dado? En pocas palabras: puedes recordar mejor tus propios patrones. Cuando creas tus propios ejemplos, tu cerebro se activa, puedes ver si has entendido un tema concreto, e incluso memorizar mejor aquello que estás estudiando.

3. Lectura activa

Al recitar lo aprendido en voz alta, dejas que tu cerebro trabaje activamente. Tú eres el que tiene que reproducir activamente el material, el que tiene que hacer un esfuerzo. Así que no leas pasivamente esperando que se quede milagrosamente en tu memoria, sino que activa tu cerebro y busca explicación a los hechos más complejos por ti mismo. Además, pensar en voz alta puede ser extremadamente útil para resolver problemas. Si no te gusta hablar contigo mismo, puedes escribir lo que has aprendido directamente de tu cabeza o encontrar un compañero de aprendizaje y explicaros el contenido entre sí. La actividad de explicar también te muestra directamente si has entendido un tema o si algo aún no te ha quedado del todo claro.

4. Visualización

Nuestro cerebro puede recordar mejor las imágenes porque estas responden a los datos visuales, procesándolos mejor que otros datos. Esto significa que cuando intentas visualizar hechos aislados, tu cerebro vincula esta información a una imagen y, por lo tanto, puede almacenarla mejor.

Por ejemplo, si quieres recordar el transcurso de una historia, reprodúcela como una película en tu mente para memorizarla mejor. Lo mismo se aplica a los acontecimientos históricos, si te sabes de memoria qué sucedió en la Primera Guerra Mundial, trata de crear una historia con todos los hechos importantes para que puedas memorizarlos mejor.

Además, los mapas mentales, diagramas, dibujos, carteles o bocetos pueden ayudarte a recordar mejor aquello que debes estudiar.

5. Sentido

Dar sentido al contenido de aprendizaje no solo te ayuda a memorizar información de manera más efectiva, sino que también puede motivarte ser más perseverante en tu tarea. Cuando reconoces el propósito de una unidad de aprendizaje, estás más dispuesto a aprender. Por lo tanto, siempre debes tener en cuenta la razón por la que necesitas aprender los contenidos. Por ejemplo, en inglés, tienes que aprender vocabulario y gramática para entender, hablar y aprender el idioma correctamente, ya que hoy en día no puedes evitar el idioma más hablado a nivel mundial en el día a día.

6. Post-its

Para ayudarte a recordar vocabulario difícil, fórmulas complicadas o conceptos, escríbelos en una nota Post-it y colócala en un lugar donde te encuentres con ella regularmente, como el espejo de tu baño. Cada vez que pases junto a esta, debes leerla cuidadosamente, ya sea lavándote las manos, pareciéndote o peinándote. De esta manera, aprendes por repetición consiguiendo memorizarla mejor.

7. Errores

Es perfectamente normal cometer errores. Incluso es bueno ya que abren una ventana al proceso de comprensión. En otras palabras, los errores muestran dónde aún no has entendido algo, te dan la oportunidad de aprender y, por lo tanto, pueden desencadenar en una valiosa experiencia. Sin embargo, lo más importante de los errores es que no solo los dejes así, sino que los corrijas, aprendas de ellos y no los repitas.

8. Aplicación

Utilizar la memoria única y exclusivamente no es suficiente, ¡así que practica, practica y practica! Conocer la teoría es bueno, pero solo en combinación con la práctica puedes dominar realmente un examen. Por ejemplo, no te sirve de mucho conocer la teoría de las matemáticas si luego no sabes cómo aplicarla. Del mismo modo esto se aplica a los idiomas extranjeros. Puedes aprender vocabulario y gramática, pero eso no te ayudará a menos que sepas cómo usarlos correctamente. Por lo tanto, debes aplicar lo que has aprendido de memoria directamente en los ejercicios. Por ejemplo, ¡puedes practicar resolviendo problemas de exámenes anteriores o ejercicios en evulpo!

¡Un buen aprendizaje te hará ser más productivo!

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